Descubre el significado, la historia y las propiedades curativas de la amatista
La amatista, una piedra preciosa de color púrpura intenso, es la única piedra natal del mes de febrero. En la antigüedad, esta gema era muy apreciada y valorada por encima de la esmeralda y el rubí. De hecho, se conocía como una de las 5 gemas cardinales. Durante el siglo XIX, se encontraron grandes depósitos de amatista en Brasil, y el país sigue produciendo una gran abundancia de esta piedra preciosa. Aunque la abundancia ha provocado una disminución de su precio, la amatista no ha perdido su belleza y sigue siendo la variedad de cuarzo más buscada.
Etimología, historia y folclore de la amatista de febrero
El nombre “amatista” proviene del término griego “amethystos”, que significa “no intoxicado” o “no ebrio”. Los griegos dieron este nombre en la antigua creencia de que llevar esta piedra preciosa o beber en una copa con amatista podía proteger contra la embriaguez y actuar como un poderoso antídoto contra la intoxicación, debido a su color similar al del vino.
Otro mito asociado a la amatista es el de Dionisio, el dios griego de la vinificación, que sufrió un insulto por parte de un mortal. Enfurecido, juró matar al siguiente mortal que se cruzara en su camino con los tigres salvajes que él mismo había creado. Ese mortal era una hermosa doncella llamada Amatista, que iba de camino a rendir tributo a la diosa de la caza, Artemisa.
Artemisa se compadeció de su leal devota y la transformó en una estatua de cuarzo cristalino para protegerla y defenderla de las garras de los tigres. Tras contemplar la estatua, el dios de la vinificación derramó lágrimas de vino que tiñeron el cuarzo, dando a la amatista su color púrpura.
Además, se creía que la amatista mantenía a su dueño despierto y lúcido en la batalla y los negocios, lo que llevó a los soldados europeos medievales a llevarla como amuleto protector.